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viernes, 9 de julio de 2010

Carta abierta a la Senadora Higonet

Planeaba enviarla por privado a su mail, pero rebotan los mails, su facebook está bloqueado para poner comentarios, así que no me queda más que ponerlo acá y esperar que lo llegue a leer:

Estimada Senadora;

Seguramente ya ha recibido muchos mails sobre este tema. Pero la verdad yo también tenía ganas de decir lo que pienso y siento, no enviándoselo a todos los senadores copiando y pegando lo mismo, porque ese tipo de mensajes son fáciles de desechar. Le escribo a usted sabiendo que es una de las llamadas “indecisas” en el tema, y a partir de mi cercanía con la provincia que usted representa en el senado. A pesar de yo ser marplatense, de mi lado materno toda la infancia la vivimos entre General Pico y Paso, por lo que siempre hubo una mezcla de identidad entre que si éramos bonaerenses o pampeanos, cuando en realidad, en esas zonas del oeste bonaerense, los límites entre ambas provincias se pierden, y todos pasamos a ser pampeanos por ser todos de la Pampa seca, no necesariamente de la provincia. Ni le cuento la indignación de mi mamá y mi abuela, cuando en el bicentenario en el desfile de las provincias no marchó La Pampa. Que por cierto, ¿Usted sabe a qué se debió?, ¡me ayudaría a aliviar la intriga con la que quedó mi madre!
Hace dos años que vivo en la ciudad de Buenos Aires. Podría haber estudiado en Mar del Plata, pero al igual que muchos otros chicos de mi edad, preferí huir a la gran ciudad.

No es fácil tener una orientación sexual diferente, en especial cuando tus alrededores son conservadores y muy tradicionalistas. Es el caso de mi familia por ejemplo, gorila a más no poder, y para variar les sale un hijo peronista y bisexual.
He oído mucho de algunos senadores o personajes públicos que dicen que la ley del matrimonio igualitario es una ley del puerto. ¿No se dan cuenta que acá no hay más homosexuales, si no que acá hay menos miedo de serlo públicamente? Lo que si hay es chicos como yo, que para no vivir con la reprimenda de sus familias, preferimos perdernos en el anonimato de la metrópolis antes que ser el “puto del pueblo”.
Y eso que yo soy de Mar del Plata, que no es nada comparado con otros lugares como Bahía Blanca, Santa Rosa o muchos pequeños pueblos pampeanos. Si las provincias “del interior” se oponen tanto a que tengamos los mismos derechos que las parejas heterosexuales, ¿Por qué querríamos quedarnos allá? Donde la Iglesia, que representa la religión con la que la mayoría fuimos criados, nos tilda de violentos, promiscuos, enfermos, enviados del demonio…

Senadora, yo nunca elegí mi orientación sexual. Uno de los problemas más grandes en toda la discusión de este tema es que se habla de “elección sexual”, incluso muchas personas (en su mayoría heterosexuales) que defienden el proyecto.

Usted seguramente no eligió ser heterosexual, yo definitivamente no elegí que me gusten los hombres. Se dio, Dios quiso que así fuera. Dudo que alguien del interior eligiese ser gay, sabiendo la discriminación que le va a tocar sufrir.
Y por que me gusten los hombres, no soy ni mejor ni peor persona que alguien heterosexual. Soy alguien que puede ser igual de bueno, e igual de malo, que alguien heterosexual.
Y lo mismo con quien yo pudiera estar de pareja.
De hecho lo estoy, hace casi 2 años ya. Soy joven todavía, pero me encantaría poder casarme con él, pedirle matrimonio, y quién sabe, quizás tener un hijo.
Pero hasta ahora, las leyes de mi país no lo permiten. En realidad sí, él o yo podríamos adoptar a un chico, pero si uno de nosotros falleciera, el otro no podría tutelarlo ni nada, y mi hijo perdería los derechos que tiene el hijo de cualquier otra pareja heterosexual.

Esta es una ley que le da derechos a mi potencial hijo de estar protegido en caso de que uno de sus padres fallezca. La adopción monoparental está permitida ya, hemos visto en los medios este año ya de varios casos así.
Y así como está permitida la adopción monoparental, existen miles, millones, de madres solteras, de viudos y viudas, de personas que por distintas razones han tenido que criar a sus hijos solos.

Esto lo digo, porque cuando no atacan la ley acusándonos de enfermos, lo hacen diciendo que buscan defender el derecho del niño a tener una madre y un padre.
¿Entonces deberían prohibirse las madres solteras? ¿Los viudos? Cuando me hablan de figura paterna y materna, veo que ya existen millones de familias donde estas funciones estructuralistas no se encuentran, o uno de los padres cumple ambas funciones. Una madre soltera que cría a su hijo contra viento y marea, ¿me va a decir que necesariamente cría a su hijo mal? Entonces, ¿Cuál es el problema, de que una madre críe a sus hijos junto a otra madre?

Cuando chico, mi primer amor, mi primera novia, se llamaba Teresa. Era, es en realidad, la menor de 7 hermanos. Sus papás se habían separado –luego su padre falleció-, y vivía sólo con su mamá, y con una “amiga” de su mamá, Rosa. Claro, era su pareja. Y mi noviecita, en ese entonces, y todos sus hermanos, crecieron y fueron criados igual de bien que yo o mis otros compañeros de la escuela.
Ahora, si la mamá de Tere hubiera fallecido, ¿qué hubiera pasado con ella y sus 6 hermanos? Legalmente a Rosa no le hubieran reconocido nada sobre los chicos que crió y vio crecer con su pareja.

Estas situaciones existen. Y el Estado tiene que proteger a los chicos. Si la mamá de Tere hubiera fallecido, ¿Quién hubiese sido mejor que siguiera viviendo con los chicos? ¿Rosa, que vivió con ellos toda la vida, o que hubiesen quedado huérfanos y a la suerte repartirse entre sus tíos u orfanatos?
Y que por cierto, los 7 son todos heterosexuales. Porque luego dicen que los gays harán que sus hijos sean gays, ¿Acaso yo lo soy porque mis padres lo son? ¡Claro que no!
Lo que uno sí transmite a sus hijos son los valores. Y el respeto al otro, el amor a la igualdad y justicia social es el que a mí me gustaría transmitir a los míos. ¿Pero acaso los podré tener?

Encuentro triste, ver que por ejemplo, sí podría tener esto derechos en otro país. Podría irme a Holanda, a España (¿¡Que acaso Evita no tomaba como gran ejemplo cultural!?), ¡a Sudáfrica inclusive!
Pero yo amo mi país. Yo quiero que mis hijos crezcan en este suelo que me vio crecer, no quiero huir para que tengan más derechos. Me parece triste pensarlo. ¿Vio, por ejemplo, que algunos chinos salen de China para tener más de un hijo? ¿Yo voy a tener que salir de Argentina para poder tener uno que tenga todos sus derechos asegurados?

Me interesaría saber cuál es su posición frente a este tema. Yo ya le di mis argumentos. Estoy sumamente nervioso por la votación del miércoles, le soy sincero. Tengo miedo de pensar que si la ley no sale, todos los agravios que se han hecho contra las personas como yo van a ser justificados. Que nos pueden llegar a dar una “ley especial”, como se proponía para el voto femenino.

Las minorías nunca vamos a ser respetadas del todo en la sociedad si el Estado no nos respeta y nos reconoce como iguales. No quiero que la discriminación esté amparada por la ley. Mis bisabuelos emigraron a la Argentina desde España buscando un mejor futuro, y esta tierra les dio futuro, libertad y prosperidad. Yo quiero que esta tierra me de igualdad, o tendré que lamentar eternamente que mis antepasados hayan venido acá en vez de quedarse en España donde tendría más derechos que los que el Estado me ampara acá.

Le mando un saludo fraternal,
Diego Elías.